El bostezo… una de las actividades más extraordinarias del cuerpo humano y sin embargo, una de las más desconcertantes. Existen muchas hipótesis que buscan justificar este suceso pero ninguna parece darle un sentido biológico. El bostezo es un alto a la respiración, es la manera que tiene el cuerpo de recordarnos que respiramos, de hacernos concientes de que el hecho de que el respirar sea automático no lo hace menos anómalo.
La vida moderna, la vida hecha respiración. Olvidamos cómo bostezar y convertimos cada uno de nuestros días en automático. Allí están respirando su monotonía, respirar las llaves en el bolsillo derecho del pantalón, respirar el bus al trabajo, respirar la ducha, respirar la noche, la cama a las diez, la cama con aquella mujer aprisionada esperando por una promesa que nunca se cumplió, respirar el almuerzo de doce a dos, respirar el reloj, respirar el despertador, respirar el tiempo, respirar las monedas, respirar la burocracia; fila para el banco, fila para el cine, fila para la funeraria, fila para nacer, fila para morir.
